“El
Bautismo de Jesús”
Florencio
Maíllo, “El Bautismo de Jesús”, 300x300 cm., (345x345 cm. enmarcado),
encáustica sobre chapa metálica, 2015. Iglesia Parroquial Nuestra Señora de las
Nieves de Mogarraz, Salamanca.
La
obra es encargo de D. Agustín de Luis Criado, hijo predilecto de Mogarraz,
quien emigró de la localidad en plena
juventud y el cual, tras su jubilación, está teniendo mayor presencia y
compromiso con el pueblo. Agustín me expresó, el pasado verano (de 2014), su
deseo de decorar el baptisterio de la Iglesia con una pintura alegórica al
Bautismo de Cristo. Las condiciones del encargo solo condicionaban el tema,
dejándome total libertad en lo referente al formato, técnica y lenguaje
plástico.
Tras
unos meses de reflexión, consideré que la obra debía dialogar formalmente con
los elementos decorativos presentes en la propia iglesia. Uno de los elementos
artísticos más significativos de la misma es el rico retablo barroco del altar
mayor, realizado precisamente en las mismas fechas de la ejecución de la obra
de Gregorio Fernández, que tomo como referencia para realizar el cuadro. Otra
cuestión que desde un principio estuvo presente fue el gran formato que la obra
necesariamente debía tener, por tratarse de una ubicación muy desangelada, sin
elemento decorativo alguno salvo la propia Pila Bautismal. A esto debemos
añadir la penumbra y la gran altura a la que se encuentra el techo del coro que
la cobija. Todo ello, conjuntamente, entorno artístico barroco y grandes
paredes blancas, condicionaron mi elección definitiva sobre el formato y la
iconografía de la obra.
Retablo barroco del altar mayor de la Iglesia de Mogarraz.
Tras
cuatro meses de elaboración la pieza se instaló el sábado 21 de febrero de
2015. Dado el gran formato y la
complejidad de los elementos de que consta la misma, su instalación fue una
tarea laboriosa puesto que supuso el ensamblado de las piezas de la pintura,
que hubo que desmontar para su traslado, y el acoplado de la moldura de chapa
que remata el cuadro. El trabajo de montaje fue efectuado por el equipo conformado
por Agustín García Iglesias "Tini", José Hernández Vicente, Mohamed Acheffay y yo mismo, acompañados en todo momento por
Concepción Hernández Vicente y Pedro García Domínguez. Desde aquí les expreso mi
agradecimiento.
Equipo de montaje:
Tini, José Hernández, Mohamed y yo mismo, acompañados en todo momento por
Concepción Hernández y Pedro Domínguez.
Instalación del marco: Tini, José. Sábado 21 de febrero de 2015.
,
La
presentación oficial de la obra tuvo lugar el domingo 22 de marzo de 2015. La
elección de la fecha es una cuestión meramente emocional; mi madre, Francisca
Cascón Herrera, falleció el pasado 6 de abril de 2014 y el 22 de marzo habría
cumplido 90 años.
La
escena de la pintura está ubicada junto al puente romano del río Milano de
Mogarraz, “El Romilano” (construido en la época del Emperador Trajano),
pretendiendo con ello acercar el hecho histórico del “Bautismo de Jesús” a un
elemento arquitectónico de esa misma época. Este puente ha sido hasta hace unos
años el elemento esencial para la comunicación de la villa de Mogarraz con el
sur de la provincia, cuyo perfecto estado de conservación podemos disfrutar en
su estado original.
Puente romano
del río Milano de Mogarraz, “El Romilano”
El
enmarcado de la obra lo concibo como una escultura, un alto relieve, tal y como
sucede con el Bautismo de Jesús de
Gregorio Fernández. En el marco aflora el propio material del soporte de la
pintura. Se trata de chapas de bidones de brea que en los últimos 50 años
protegieron la fachada de la vivienda que habitaron Agustina y sus padres,
Arsenio Maíllo Criado y Ambrosia López Martín, en la calle del Castillo de
Mogarraz. La elección del material responde a la necesidad de poner en valor,
simbólicamente, este modesto paramento que en el periodo migratorio más
virulento de la localidad, ante la dura climatología invernal, cumplió estoica
y magistralmente con su encomienda de conservación de las viviendas. Este
elemento dejó fijada su visibilidad en las fachadas como envoltura de óxidos, manifestando
a las futuras generaciones la memoria de su omnipresencia en tiempos pasados. En
definitiva, se trata de un material pobre que es elevado a categoría de noble
al incorporarlo a la escena, que es puesta en valor al ocupar un lugar de
privilegio en el templo, junto a la Pila Bautismal.
Chapas de
bidones de brea cubriendo la trasera de una vivienda en Mogarraz.
Las
estrellas invaden la pintura, el enmarcado y el entorno en el que se halla
instalada la obra. Estas estrellas se convierten en una alegoría, para el
recuerdo, a todos aquellos mogarreños que han sido bautizados en este lugar.
Cada uno de nosotros, bautizados en esta pila, nos reconocemos en nuestra
estrella del mismo modo que recordamos, acercando su presencia, a nuestros antepasados
que también fueron bautizados en ella.
El
“Bautismo de Jesús” es una obra muy especial en mi contexto natural. Comencé a
pintar en las calles de Mogarraz a los 14 años de edad. Allí se encuentra el
conjunto pictórico “Retrata2-388”, que refleja el paisaje antropológico de mi
infancia. También en Mogarraz se hallan mis esculturas más emblemáticas:
“Memorias de esta Tierra” (Restaurante Mirasierra), 2006, escultura alegórica al proceso migratorio de
la comarca; “Cruz de Mingo Molino”, 2007, en el Camino del Agua, referida al
inmenso trabajo que realizaron nuestros antepasados en la comarca de la Sierra
de Francia para proteger la tierra de cultivo mediante “paredones”; y mi
primera escultura, efectuada en 2002, dedicada a mi padre, Francisco Maíllo
Criado, y ubicada justo al lado donde se encontraba su fragua.
El
“Bautismo de Jesús” tiene un rasgo pretendidamente postmoderno, dado el apropiacionismo
que ejerzo sobre una obra emblemática de la historia del arte, el relieve del “Bautismo
de Cristo” de Gregorio Fernández. En este sentido, la obra pretende ser, al
mismo tiempo, mi pequeño homenaje a este gran imaginero de la Escuela
Castellana. Este artista realizó dicho relieve entre 1624 y 1628, una pieza
emblemática en su trayectoria que podemos disfrutar en el magnífico Museo
Nacional de Escultura de Valladolid. El conjunto, resuelto con un gran
despliegue técnico, auna el tratamiento escultórico exento para las figuras de
Jesús y San Juan Bautista, el bajorrelieve para los elementos de transición, y
la pintura para la representación del fondo.
Gregorio Fernández, aunque gallego de
nacimiento (1576, Sarria, Lugo – 1636,
Valladolid), desarrolló toda su trayectoria artística en Castilla y
León, convirtiéndose en el máximo exponente del barroco de la Escuela Castellana
de Escultura.
El relieve del “Bautismo
de Cristo” de Gregorio Fernández, 1624-1628,
Museo Nacional de Escultura de
Valladolid.
Mi
respeto por la obra de Gregorio Fernández me permite mantener su característico
tratamiento naturalista y las poses elegantes de los protagonistas. Mi
aportación consiste en ubicar la escena en un paraje emblemático de Mogarraz,
así como, potenciar de un modo muy evidente la saturación del color, que en
cierta manera nos recuerda a la pintura “prerrafaelista”, caracterizada por el
colorido luminoso y la serenidad de sus composiciones.
Es
un inmenso honor para mí que esta pintura entre a formar parte del legado
artístico que heredamos de nuestros antepasados de Mogarraz. Deseo manifestar
mi agradecimiento a todas aquellas personas que me han permitido llevar a cabo
la realización de este proyecto. Espero que la obra sea disfrutada por quienes
a ella se acerquen.
Florencio
Maíllo, 22 de marzo de 2015
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